sábado, 9 de mayo de 2015

Cambio

          ¿Por qué le tenemos tanto miedo al cambio? ¿Es acaso que el simple hecho de que las cosas vayan a cambiar de curso nos asusta hasta el punto de no abrirnos a nuevas oportunidades? ¿Será que nos costó acostumbrarnos a todo como es ahora, a llegar a un acuerdo con nosotros mismos, a asumir la realidad para que luego venga un factor externo a barrerlo y empezar todo de nuevo? Pienso y pienso… Todos deben pensar y pensar quién es este factor y cuál es su objetivo en venir a desorientarnos. ¿Por qué cambian las cosas? ¿No les gustaría pausar un momento y que eso sea el pasado, el presente y el futuro? Una simple mirada, una simple acción, un simple gesto que se convierta en nuestro todo, en nuestro todo eterno, un todo en el que nos sintamos cómodos, un todo que represente nuestro hogar, un todo hecho especialmente para cada uno de nosotros. Pero, lamentablemente, el cambio existe, y yo me vuelvo a preguntar… ¿Por qué le tenemos miedo al cambio?
              La vida es una secuencia de cambios. Todo se va transformando constantemente. Llego a la conclusión de que el gran objetivo, la gran meta, el gran desafío, es poder adaptarse a cada una de esas variaciones que nunca paran, y tratar de afrontarlas de la mejor manera posible. La vida es ya. La vida es hoy. La vida es esto que está sucediendo exactamente ahora. Cada suspiro que pasa es un momento perdido (… ¿o aprovechado?). Al final de las cuentas, la vida es el conjunto de cada momento que pasó y el inteligente es quien supo aprovechar cada uno de ellos al máximo. La vida es una secuencia de cambios. ¿Vamos a tenerle miedo a la vida?

31.5.2013

sábado, 2 de mayo de 2015

Siente domingo un sabado

    Ella agarra la lapicera y escribe. Escribe porque extraña. Escribe porque extraña esa persona que ella era mientras escribía. Pero lo que antes le salía como acto-reflejo para buscar y encontrarse ahora le resulta difícil. Está trabada. Tiene miedo a lo que pueda llegar a escribir, a no serse sincera o miedo a tal vez serlo demasiado.
   Tiene miedo. Está escribiendo con la cabeza, no con el corazón. Aunque esas son partes del cuerpo... No. Ella está escribiendo con los pensamientos, no con los sentimientos; ahí va mejor. ¿Qué busca?, ¿qué encuentra? Ella quiere ser papel, quiere ser palabras, quiere entenderse. Ella quiere que la tinta haga inmortal su sensación momentánea a domingo. Pero es raro... porque no es domingo. Es sábado. ¿Por qué siente domingo un sábado? ¿Qué significa sentir domingo? O mejor dicho, ¿qué significa sentir domingo para ella?
    Ella se escapa para ser encontrada. Se va a su galería. Se sienta. Se caga de frío. Escucha canciones en otro idioma que hablan del mal de amores y alguna que otra cada tanto de amor "del bueno". Mira el cielo nublado. Piensa. Espera que llueva. Se da cuenta que se acerca una porcioncita de cielo celeste y se decepciona. No sabe por qué. Tal vez porque ya no puede mirar más el cielo nublado ni pensar ni esperar que llueva. Y escribe. Ella agarra la lapicera y escribe.
      Escribe la sensación  domingo y la tristeza de saber en el fondo que no es domingo. Y escribe en tercera persona porque busca encontrarse y entenderse, pero no puede. No puedo. Siento domingo un sábado.