miércoles, 14 de febrero de 2018

Domingo un sábado 2.0

Ella sujeta su lapicera y escribe. Escribe porque se extraña. Escribe porque extraña a la persona que es mientras escribe. Pero lo que antes le salía como un ‘acto reflejo’ para buscar y encontrarse, hoy le resulta difícil. Está trabada. Tiene miedo a lo que pueda llegar a expresar, a no ser sincera o miedo a, tal vez, serlo demasiado.

¿Qué busca? ¿Qué encuentra? Desea ser papel, desea ser palabra. Tanto que quiere convertirse en una línea finita y negra deambulante por los renglones y dibujar el contorno de cada letra minúscula mientras su mano adolescente, de uñas desprolijas, no cede al impulso de violar la rigidez de las rectas azules, pálidas, paralelas que llegan de borde a borde de su viejo y desteñido cuaderno. Quiere que la tinta inmortalice su sensación momentánea a domingo. Aunque, es raro... es sábado. Siente domingo un sábado.

Siente domingo.

El cansancio de lo interminable, el infinito de lo finito, la no saturación de los colores, la soledad de madrugar, el deber de lo que debe, la comodidad de su pijama. La leve esperanza del desconocido porvenir fusionada con su arraigo inconsciente a lo familiar. Una gama de grises muy vivos dentro de ella. El cuerpo apagado pero la mente prendida. Eso. Siente domingo.

Ella escapa para ser encontrada. Aferrada a su viejo cuaderno, se va a su galería. Se sienta. Tiene frío a pesar de que es verano. Escucha canciones en otro idioma que hablan del mal de amores y alguna que otra, cada tanto, de un amor del bueno. Mira el cielo nublado y piensa. Reconoce una nube con forma de mate. Otra con forma de pucho. Espera que llueva. Se da cuenta de que en el cielo se descubre una pequeña porción celeste y se decepciona. No sabe por qué. Tal vez porque ya no puede mirar más el cielo nublado ni pensar ni esperar que llueva. Y escribe. Ella sujeta su lapicera y escribe.

Escribe la sensación a domingo y la tristeza de saber en el fondo que no es domingo. Y escribe en tercera persona porque busca encontrarse y entenderse, pero no puede. No puedo. Siento domingo un sábado.