sábado, 30 de junio de 2018

Chispas

Mi papá me dijo una vez que todo lo que escribía era muy autorreferencial.

Por mucho tiempo traté de cambiarlo, extraerme de mí por un rato, mirar con ojos ajenos situaciones ajenas. Usar zapatos que no me quedaban cómodos. Imaginar instantes cargados de emociones que jamás sentí. Traté... pero la "chispita de vida vivida" no dio el presente.
Entonces, para apropiarme de esas experiencias en terrenos desconocidos, busqué percibir las chispitas ya impresas en los libros de mi biblioteca. Leí a los grandes como Castillo, Borges y Cortázar. También leí a los "chicos", a esos cuyos apellidos pueden ser López, Pérez o Martinez y daría lo mismo.
Pero no dio lo mismo. Por lo menos a mí, no me dio lo mismo. Porque ese Pérez podría haber contado lo mismo que Martínez, o lo mismo que Borges; pero su pluma lo hizo único. Los textos de López gritan "López" en cada renglón. Sin querer queriendo, cada uno me dejó entrever un poco de lo que fue, de lo que es o de lo que quiere ser. Cada texto me mostró la cosmovisión de personas que no conocía, pero que ahora sí conozco un poco.

Y bueno, viejo, sí... todo lo que escribía era muy autorreferencial. Te cuento que todo lo que escribo hoy, también lo es.

lunes, 25 de junio de 2018

Mi colección de anillos rotos

Tengo ganas de enamorarme para así tener algo sobre lo que escribir. Jugar a hacerme la enamorada, encontrar metáforas en tus ojos, verte en canciones, pensarte en el futuro. Amarte al punto que la prosa me sea insuficiente; tan insuficiente que me obligue a recurrir a la poesía, para poder verbalizar de algún modo lo viva que me hacés sentir. Llorar a mares nuestras peleas y redactar cartas en mi cuaderno desgastado como manifiesto de mi amor inalterable. Porque soy así, lo sabés. Puro sentimiento. Pura expresión.

Sueño con una historia que nos tenga de protagonistas... en realidad, sueño con que algún día seas el personaje principal de mi vida, así sin audiciones, y me dejes ser protagonista de la tuya. Y así como te hablo a vos, en realidad podría estar hablándole a cualquier otro. Porque vos no existís todavía, solamente late un espacio vacío con ansias de ser llenado. Por el momento sos un concepto desdibujado; y por eso es que no puedo escribir sobre vos, no puedo escribirte. No puedo limitar tus ilimitadas posibilidades de ser.

Tengo ganas de enamorarme para que existas. Anhelo que seas real para ser sincera cuando escriba que me encanta tu cara de dormido a la mañana, cómo no entendés nada apenas te despertás de una siesta y que me puede la cara que ponés mientras te hablo.

Me gustaría escribir un libro con un título tan imponente como El amor en tiempos del cólera, aunque siempre me termine pareciendo más a La insoportable levedad del ser. Por mucho que lo intente, por más de que me quiera parecer a bloggeras enamoradas, a García Marquez o, en su defecto, a Milan Kundera... nunca puedo escaparme de lo que soy. Y por el momento, soy una colección de anillos rotos. No me queda otra que escribir sobre eso, mientras espero que vengas y me los arregles.