Tengo ganas de enamorarme para así tener algo sobre lo que escribir. Jugar a hacerme la enamorada, encontrar metáforas en tus ojos, verte en canciones, pensarte en el futuro. Amarte al punto que la prosa me sea insuficiente; tan insuficiente que me obligue a recurrir a la poesía, para poder verbalizar de algún modo lo viva que me hacés sentir. Llorar a mares nuestras peleas y redactar cartas en mi cuaderno desgastado como manifiesto de mi amor inalterable. Porque soy así, lo sabés. Puro sentimiento. Pura expresión.
Sueño con una historia que nos tenga de protagonistas... en realidad, sueño con que algún día seas el personaje principal de mi vida, así sin audiciones, y me dejes ser protagonista de la tuya. Y así como te hablo a vos, en realidad podría estar hablándole a cualquier otro. Porque vos no existís todavía, solamente late un espacio vacío con ansias de ser llenado. Por el momento sos un concepto desdibujado; y por eso es que no puedo escribir sobre vos, no puedo escribirte. No puedo limitar tus ilimitadas posibilidades de ser.
Tengo ganas de enamorarme para que existas. Anhelo que seas real para ser sincera cuando escriba que me encanta tu cara de dormido a la mañana, cómo no entendés nada apenas te despertás de una siesta y que me puede la cara que ponés mientras te hablo.
Me gustaría escribir un libro con un título tan imponente como El amor en tiempos del cólera, aunque siempre me termine pareciendo más a La insoportable levedad del ser. Por mucho que lo intente, por más de que me quiera parecer a bloggeras enamoradas, a García Marquez o, en su defecto, a Milan Kundera... nunca puedo escaparme de lo que soy. Y por el momento, soy una colección de anillos rotos. No me queda otra que escribir sobre eso, mientras espero que vengas y me los arregles.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario