domingo, 13 de diciembre de 2020

Pasas de uva

Me das la sensación de no hacer pie en la pileta. Con vos nunca sé. Sos un rompecabezas que vino sin caja, me diste un montón de piezas inconexas que no sé cómo armar. Un enigma hecho a mi medida que, para variar, me sacó la ficha de una. No dejé nada a la imaginación. De entrada supiste que soy un manojito de palabras y piel de gallina. Tengo la risa fácil, como limón como si fuese una naranja y bailo en la cocina mientras espero que hierva la pava eléctrica. Me olvido los finales de las películas pero tengo memoria infalible para las fechas. Escucho canciones en loop por días enteros. Me despierto antes que la alarma y cuando tengo sueño no lo puedo disimular. Prefiero leer cuentos antes que novelas, si tengo que pedir helado voy por banana split y pistaccho, a veces rapeo sola en el auto, no me sale hablar sin mover las manos y soy fanática de las siestas al sol. Paseo un cuadernito chiquito a todos lados por si las dudas pero los textos que más me gustan los escribí garabateando en servilletas de mala calidad. Amo los micrófonos y me encantaría saber cantar. Siempre tengo los dedos congelados, no importa la estación ni el clima. Nunca no me tienta comer queso. No hace falta que te cuente todo eso porque ya lo sabés; ya me sabés toda.
No sabría cómo describirte a vos. Simplemente sos. Estás. Querés. Tu simpleza me resulta compleja porque no estoy acostumbrada a que los vínculos vengan tan aceitados. Cuando estoy con vos siento que no hago pie, por eso voy despacito. Voy despacito porque me da miedo llegar a lo hondo y darme cuenta que tengo los dedos como pasas de uva y que igual no quiero salir. 

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