sábado, 13 de octubre de 2018

Enigmas y domingo

Es domingo a la noche. Empecemos por ahí. Sin duda, los domingos ejercen una especie de coerción invisible que obliga a replantearse la vida entera. En ese contexto de platos en remojo, sobras en la heladera, rímel un poco corrido de la noche anterior y una lista de responsabilidades resaltadas en amarillo que evadí desde el viernes no queda más que pensar. Y cuando quiero pensar, escribo. Pero hoy me pregunto: ¿qué tengo para decir?

Evocar lo universal desde lo particular. Creo que esa debería ser una de los metas de quienes aspiran a ser escritores. Bah, por lo menos eso es lo que busco yo como lectora: desde una situación particular bastante lejana a mi vida cotidiana encontrar rasgos, sensaciones, emociones, climas con los que me siento identificada. Creo que eso es lo mágico de volcar en papel una serie de líneas con forma. En el fondo, todos buscamos conectar de algún modo u otro. Todos tenemos algo que se nos prende cuando escuchamos, sentimos, miramos -o leemos- a alguien que está prendido.

Entonces, retomo: ¿Qué es lo que me prende? ¿Cuál es mi particularidad? ¿Qué tengo para decir? Tengo una lista de preguntas existenciales de esa índole pero una aún más enigmática: ¿es posible encontrar respuestas un domingo?


No hay comentarios.:

Publicar un comentario